UC - Críticas
| País: Italia. Año: 2013. Duración: 79 min. Género: Drama romántico.
Dirección: Maria Sole Tognazzi. Guion: Maria Sole Tognazzi, Ivan Cotroneo y Francesca Marciano. Producción: Donatella Botti. Música: Gabriele Roberto. Fotografía: Arnaldo Catinari. Montaje: Walter Fasano. Diseño de producción: Roberto De Angelis. Vestuario: Antonella Cannarozzi. Distribuidora: Caramel Films.
Estreno en España: 1 Agosto 2014. Calificación por edades: Apta para todos los públicos. |
Interpretación: Margherita Buy (Irene), Stefano Accorsi (Andrea), Fabrizia Sacchi (Silvia), Gianmarco Tognazzi (Tommaso), Alessia Barela, Lesley Manville (Kate). |
ALEGORÍA DE UNA VIDA EN FAST TRACK
Sobrelaureada en su país de origen, ‘Viajo sola’ ofrece una condescendiente aproximación a la vida moderna y a la liberación de la mujer sin exponerse, lamentablemente, a aportar una jugada de riesgo y fuga en su prometedor discurso para dejar clara su tesis. Es más que loable (de hecho es fabulosa) la moraleja que propone, pero que, por otro lado, en nada se quedaría si no fuera por la versatilidad de su actriz protagonista (Margherita Buy), de modo que al final acaba siendo un desgastado relato sobre el desamparo y la autodeterminación que no encuentra asidero alguno.
SINOPSIS: Aunque pasando la cuarentena, Irene (Margherita Buy) se siente espléndida con su vida y mantiene una sana relación con su exmarido y con su hermana y su familia, que son sus únicos vínculos sociales. Mientras, dedica casi todo su tiempo a viajar sola por el mundo a causa de su trabajo, evaluar hoteles de lujo que aspiran a tener cinco estrellas. Sin embargo, el hecho de que su anterior pareja vaya a tener un hijo o que las hijas de su hermana se hagan adultas le hacen sentirse desplazada y empieza a cuestionar su modelo de vida.
‘Viajo sola’ podía haber sido el reverso humanista (y europeísta) de la cínica ‘Up in the air’ (Jason Reitman, 2009), una especie de justificable spin off del personaje de Vera Farmiga, que vive de Terminal en Terminal sin acabar de entablar lazos humanos. Mucho más cándida e inestable se muestra una encantadora Margherita Buy a la hora de desarrollar un papel ultramodernista y solitario como es el de la mujer emancipada que arrastra por cada puerta de embarque la pesada maleta de no poder formar una familia.
Y aún así no queda claro. Menuda lástima. La película que propone Tognazzi parece dispersarse en historias adyacentes sin meter el dedo en la llaga, como si nada importara y los debacles de la vida fueran ajenas a sus protagonistas, como si la hermosa Irene no pudiera elegir (que no puede), y se desgastara ante su impotencia cuando en realidad tiene entre manos el perfecto papel para representar a la mujer del siglo XXI sin necesidad de recurrir a ningún arma de destrucción falocéntrica.
